- Primer día: Un segundo después vi el buque surgir entre las olas, entonces me di cuenta de que había caído al agua.
- Segundo día: La balsa seguía avanzando no podía calcular cuanto se había movido durante la noche, pero todo seguía siendo igual en el horizonte.
- Tercer día: Durante la noche cruzaba un remo en la balsa y trataba de dormir. No sé si eso ocurría solamente cuando estaba dormido o cuando estaba despierto, pero todas las noches veía a Jaime Manjarrés.
- Cuarto día: Todos los días , con asombrosa puntualidad, los tiburones llegaban a las cinco. Había entonces un festín entorno a la balsa.
- Quinto día: No pensaba en nada. No tenía sentido del tiempo ni de la dirección.Traté de ponerme en pie para probar las fuerzas, y tuve la sensación de que no podía con mi cuerpo.
- Sexto día: Si uno se acuesta en una plaza con la esperanza de capturar una gaviota, puede estarse allí toda la vida sin lograrlo. Pero a cien millas de la costa es distinto.
- Séptimo día: Esa mañana no pensé en arribar a ninguna parte. Estaba seguro de que la balsa había llegado a una región sin barcos, en la que se extraviaban hasta la gaviotas.
- Octavo día: Así amaneció la mañana de mi octavo día en el mar. Fue una mañana tempestuosa. Si hubiera llovido no hubiera dispuesto de fuerzas para recoger el agua.
- Noveno día: Mi novena noche fue la más larga de todas. Me había acostado en la balsa y las olas rompían suavemente contra la borda. Pero no era dueño de mis sentidos.
- Décimo día: Solo después de estar nadando desesperadamente durante quince minutos empecé a ver tierra. Todavía estaba a más de un kilómetro. Pero no me cabía la menor duda de que era realidad y no un espejismo.
Marc Miró y Oscar Méndez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario